Si quisieras seguir escuchándome,
puedes leerme; se que aquel tipo, o aquel otro de allá n pronuncian las palabras que llegan a tu
alma. Yo lo hago, lo sabes, lo sabemos.
Me
gustaría acercarme a tu oído y repetirte lo que necesitas saber, podría
contarte sobre la vida que no conoces, la vida que sólo llevamos tú y yo en mi
mente. ¿Te conté acaso que quería huir contigo? Dejaría todo, si me dijeses “ven”.
Tomaría el
carro, ropa, dinero y algunas provisiones, y te iría a buscar a la casa de tu
madre, no sería difícil que lograras salir de ahí desapercibida, solo tendrías
que saltar por el techo del primer piso, ahí estaría yo para recibirte en mis
brazos, nos besaríamos y tomados de la mano te llevaría hasta tu asiento de
copiloto, de copiloto de mi vida.
Manejaría
hasta la gasolinera saliendo de la ciudad, te animaría a decir adiós a todo lo
que dejamos atrás mientras las luces se van atenuando por la distancia, adiós a
mi vida, todo lo que tengo, adiós a tu vida, todo lo que pensaste tener.
Avanzaría
hasta que el sueño llegara a nosotros y pararía en un páramo junto a un río,
dormiríamos por primera vez juntos, mientras el cielo nos ofrece un espectáculo
entre estrellas, me mirarías, te miraría, sonreirías entonces con esa sonrisa
que vi tan pocas veces, me sentiría en paz.
Tomaría tu
mano mientras nos adentramos en las colinas.
Es real en
mi mente, lo recuerdo, como si hubiese sido, te recuerdo a ti junto en mi pecho,
tu sonrisa, la noche iluminada por las estrellas, el río, los árboles y su
melancolía, y el viento que decía tu
nombre…
Te podría
decir más , tomarte nuevamente, decir toda una vida, toda una vida que no
conoces, una vida dentro de mi vida.
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