jueves, 4 de febrero de 2016

El regalo

Regina, señorita catequista de 55 años se aproxima temerosa a su casa después de haber pasado por el famoso mercado de brujería.
La oscuridad de la noche es estremecedora, el cantar de un grillo es amenazante y aquel gato escuálido que va pasando es simplemente espeluznante, por lo que la catequista apresura sus pequeños pasos mientras se repite una y otra vez en su mente <<Tranquila, nada te va a pasar, dentro de pronto estarás en la seguridad de tu casa>>
La oscuridad y las sombras de la noche comienzan a  acorralarla pero por suerte ha llegado a casa, comienza a buscar las llaves cuando... -¡¿Qué es esto?!- exclama horroriza al ver la gran caja de regalo con moño rojo que está en su puerta obstruyendo el paso.

Voltea a un lado y al otro, no se ve nadie a metros de distancia.
Sin tocar la caja comienza a buscar alguna tarjeta, algún recado, un algo que le indique quién es el autor de dicha entrega, al no tener suerte en su búsqueda un terrible pensamiento la sofoca <<de seguro ha de haber una rata muerta con tierra de panteón y velas negras, así como los objetos oscuros que venden en aquel mercado>>.
Esta idea la aterra por lo que comienza a aferrarse a su rosario, suplicándole que con algún poder celestial desaparezca aquel objeto, pero la caja sigue ahí despampanante con su brillante moño.
Regina con muchas ganas de entrar a su casa y de ir al baño, se arma de valor y destapa la misteriosa caja...

Sus ojos se cristalizan y las manos le tiemblan cuando toma la fotografía enmarcada que se encuentra en el interior de la caja, es de la feria del '79, ella está  protegida por los brazos del único hombre que ha amado en su vida: Alejandro, ambos se ven jóvenes radiantes y sobre todo enamorados.
-¿Qué habrá sido de ti?, ¿Dónde estarás? te extraño tanto- dice Regina mientras acaricia con sus delicados dedos el rostro de su amado.
De repente una voz grave y seductora le responde -Aquí estoy-
Regina asombrada, conmocionada, temblorosa e incrédula por lo que está escuchando se da la vuelta y ahí está Alejandro, aquel hombre que le dio significado a la palabra amor.


Regina efectivamente logró entrar a su casa, solamente que lo hizo de la mano de  Alejandro.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario