sábado, 30 de enero de 2016

En el bosque de los sueños

La distancia que los separaba era inmensa al igual que su amor y sus ganas de verse,  por eso acordaron que sin importar el cambio de horario,  siempre se dormirían a la misma hora para poder encontrarse en el bosque de los sueños,  en ese bosque donde las luciérnagas se unían a las estrellas y a la luna para alumbrar el rostro de ambos,  para alumbrar esos ojos que el tanto extrañaba y esa sonrisa que ella tanto añoraba.
Cada encuentro era diferente,  pero comenzaba de la misma manera: tomados de la mano se escondían de la luna debajo de aquel gran sauce y se besaban hasta que sus labios se decían lo mucho que se necesitaban el uno del otro.
Había momentos en los que solo se miraban mientras respiraban el frescor de las flores , otras veces bailaban bajo la luz de la luna y a veces se sentaban sobre una roca para apreciar el sonar del viento en las hojas de la arboleda.
Como siempre llegaba el momento del adiós y con un beso impregnado del bosque de los sueños se despedían con la promesa de encontrarse a la noche siguiente.
Y así era siempre,  pero algo sucedió cuando ella despertó:  aún podía sentir en sus labios el dulzor de aquel último beso, entonces ella se dio cuenta...

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